Paz y Bien.
Queremos compartir otro testimonio relacionado con la Navidad. En este caso se trata del joven barcelonés Pablo Lloret, voluntario y coordinador en Palestina de la ONG Youth!, Wake-Up!:
"Soy Pablo de Barcelona y he estado viviendo y trabajando como voluntario y posteriormente como coordinador en la ONG: Youth! Wake-Up! en Palestina.
A continuación, os voy a explicar en pocas palabras lo que he podido experimentar a lo largo de las últimas 2 Navidades vividas en la ciudad de Belén: lugar exacto donde nació Jesús. No sé si en algún momento, alguno de ustedes se ha preguntado recorriendo su ciudad, o viendo el simple telediario donde se anuncia cómo van a ser de forma, color, posicionamiento y fecha en que se instalan las luces navideñas en vuestra ciudad o localidad. Y te paras a pensar, y ves que la Navidad está empezando justo en la fecha de Todos los Santos. (1 de noviembre). El Corte Inglés y los grandes centros comerciales ya lo tienen todo a punto. En todas las tiendas en las que entras ya suena la música navideña.
Pues en el lugar exacto en el que nació el Niño Jesús, es todo lo contrario. La navidad empieza el primer sábado de diciembre. Es el acontecimiento esperado: LA ENCENIDA DE LUCES DE LA PLAZA DE LA NATIVIDAD (AL MAHED SQUARE). Vienen todos los cristianos residentes de Palestina e Israel. La mayoría de cristianos, si bien es cierto se concentran en Belén, residen a día de hoy otra gran parte en Jerusalén y aldeas cercanas y obviamente en lugares del norte como Nazaret.
Ese día, los hoteles y los restaurantes de la ciudad se abarrotan de familias y gente joven, que aprovechan ese fin de semana quedándose en la zona. Es un gran acto, donde se representa un Belén viviente con una adoración al niño Jesús, varios parlamentos de gobernantes y distintos representantes de la Iglesia. Luego se cuenta de 10 a 0 y se produce la luz: empieza a sonar el “Leila Taid” (Jingle Bells en árabe) a toda pastilla. A la postre, desde el tejado de la Basílica de la Natividad comienza el castillo de fuegos artificiales. A ese acto, solemos llevar a niños de diferentes orfanatos con los que trabajamos, además de todos nuestros amigos y jóvenes locales voluntarios.
Se respira otro aire a partir de ese momento. Huele a Navidad. Pero no la navidad del centro de mi ciudad, sino otra Navidad.
La verdad que intenté el pasado año que mi familia pudiera venir a pasar las navidades conmigo a Belén, pero no pudo ser posible. No suelo echar mucho de menos a mi familia cuando estoy fuera de casa; pero ambos años me ha sucedido que el día de Navidad he echado en falta estar con los míos.
Este pasado año tuve la oportunidad de asistir y conseguir entrada, un día antes, para la misa del gallo en la Basílica de la Natividad, presidida por el Patriarca de Jerusalén, recién nombrado, Pierbattista Pizzaballa. Cola interminable a 4ºC, con un viento típico de la zona, controles de seguridad como los del aeropuerto para poder entrar, y antes de las lecturas entra el presidente de Palestina: Mahmoud Abbás. Él no es cristiano, pero por la importancia que tiene ese acontecimiento para su país, viene y escucha las lecturas, Evangelio y homilía. Acto seguido abandona su asiento reservado en la primera fila. La iglesia está a rebosar: religiosos, peregrinos, ciudadanos locales, periodistas con numerosas cámaras, grúas de televisión y focos muy potentes para poder grabar el momento más importante del año.
La verdad que las fiestas a las que he asistido de navidad allí han sido fiestas con las Hermanas de la Caridad, repartiendo comida y dulces para las familias más necesitadas de la zona. Otra fiesta con los chicos del centro House of Hope, la fiesta de navidad con las Hermanas del Instituto del Verbo Encarnado en otra de sus casas de acogida y obviamente la fiesta de Navidad de la ONG, donde invitamos a todos nuestros voluntarios locales, internacionales y entidades colaboradoras de la organización.
La Navidad en Belén es larga, pero no solo porque realmente se festeja como es debido ese acontecimiento, sino que después de nosotros, los católicos, vienen las navidades de los Cristianos Ortodoxos (justamente cuando nosotros estamos celebrando el día de Reyes) y finalmente a mediados de enero la de los cristianos armenios.
Estas pasadas navidades no pude recibir ni un solo regalo de Navidad, pero en realidad, el mayor regalo que me llevo es el poderlo haber vivido la Navidad de una manera presencial que jamás olvidaré. Haberlo vivido no como turista sino como residente debido a que Belén ha sido mi casa en estos últimos años.
Quiero que cuando leáis esto, os acordéis de rezar por toda la gente que reside tanto en Belén como en otras ciudades de los Territorios Palestinos Ocupados debido a que su día a día no es tan sencillo como el tuyo o el mío. Este año, antes de instalar tu Belén piensa en si poner o no el río en tu precioso nacimiento porque en realidad en Belén hay una falta de acceso al agua potable enorme. O también, cuando estés pensando en tu menú de Nochebuena pienses en el limitado acceso a alimentación básica y sanidad para muchas familias de allí.
Unidos en oración por mi querida Tierra Santa,
Os deseo una Feliz Navidad y un año 2021
Pablo Lloret
Voluntario y coordinador en terreno de la ONG: Youth! Wake-Up!"
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