miércoles, 23 de marzo de 2016

COLECTA PONTIFICIA POR LOS SANTOS LUGARES




Viernes Santo









¡Subamos al Monte de la Misericordia!
  
 



         “En este Jubileo la Iglesia será llamada a curar aún más estas heridas, a aliviarlas con el óleo de la consolación, a vendarlas con la misericordia y a curarlas con la solidaridad y la debida atención. No caigamos en la indiferencia que humilla, en la habitualidad que anestesia el ánimo e impide descubrir la novedad, en el cinismo que destruye. Abramos nuestros ojos para mirar las miserias del mundo, las heridas de tantos hermanos y hermanas privados de la dignidad, y sintámonos provocados a escuchar su grito de auxilio. Nuestras manos estrechen sus manos, y acerquémoslos a nosotros para que sientan el calor de nuestra presencia, de nuestra amistad y de la fraternidad. Que su grito se vuelva el nuestro y juntos podamos romper la barrera de la indiferencia que suele reinar campante para esconder la hipocresía y el egoísmo”.
Papa Francisco. M. V. 15






Subamos al monte del Señor...


Altar del Monte Calvario

      “Jesucristo es el rostro de la misericorda del Padre… ella se ha vuelto viva, visible y ha alcanzado su culmen en Jesús de Nazaret… quien con su palabra, con sus gestos y con toda su persona revela la misericordia de Dios”. (MV 1). Cristo encarna y personifica la misericordia.

       Para que lleguemos a penetrar en este misterio el papa Francisco abrió las puertas al Jubileo Extraordinario de la Misericordia, y podamos comprender que ésta es “fuente de alegría, de serenidad y de paz, condición para nuestra salvación”. Una invitación a penetrar en el amor de Dios, que ha entregado a su Hijo para que el mundo tenga vida por medio de El”. Porque la misión que Jesús ha recibido del Padre ha sido la de revelar el misterio del amor divino en su plenitud: Dios es amor”. “Ved que amor nos ha tenido el Padre”…

       La persona de Cristo no es otra cosa que amor. Un amor que se dona gratuitamente y que se ha hecho visible y tangible a lo largo de su vida en la compasión manifestada ante las necesidades de cuantos se acercan a él. La vida pública de Jesús es todo un despliege de amor y misericordia que se vuelca ante todas las formas de miseria humana y con todos los que tenían necesidad de piedad, de comprensión y de perdón. “Salía de él un poder que sanaba a todos”. Pasó haciendo el bien, como resume su vida san Pedro en Cesarea.

      En el Viernes Santo comprendemos todo el gesto de la generosa entrega de Cristo. El misterio del amor de Dios se cumplía en la cruz. Jesús sube al calvario para mostrar la entraña misericordiosa del Padre, y entregar la vida por el gran amor con que nos amó. Jesús ponía en práctica lo que había dicho poco antes de padecer:nadie tiene amor más grande que el que entrega la vida por sus amigos”.



Monte Sinaí

Monte Hermón

Monte Tabor

















En la Tierra de la Misericordia


       Tierra Santa es la tierra de la Misericordia. Ante la opresión del pueblo hebreo en Egipto, dios se manifiesta como Misericordia en la zarza ardiente ante Moisés: “El clamor de los hijos de Israel ha llegado a mí… Te envío al faraón para que saques a mi pueblo, a los hijos de Israel”. En el Monte Sinaí establece una alianza de amor con todo el pueblo, al que se revela como “paciente y misericordioso”, y le muestra un camino de Misericordia con el decálogo al que el pueblo responde: “haremos todo lo que ha dicho el Señor y le obedeceremos” (Ex. 24, 7).
La Misericordia del Señor fue guiando al pueblo elegido por el desierto, alimentándolo con el maná y viviendo en medio de ellos en el arca de la alianza. La Misericordia lo condujo a la Tierra Prometida, donde lo va educando con tantas acciones de la historia de la salvación y la intervención de los profetas hasta hacerle cantar “eterna es su misericordia”.

      En Jesús -el sol que nace de lo alto- el Padre nos muestra la entraña misericordiosa. Se compadece de las multitudes cansadas y extenuadas; calma el hambre de las muchedumbres; cura a los enfermos; se acerca a los alejados “¡y come con ellos!...”

      Cargado con la cruz, nos anima a seguirle al Calvario. El “lugar de la calavera” es el monte de la misericordia, que unida al perdón se derrama de generación en generación. Y llega a todos los que acuden a esa fuente de gracia, que es el costado abierto de Cristo. “Mirad al que traspasaron” es la invitación del Viernes Santo para comprender que “la misericordia del Señor llena la tierra”

        Una misericordia que se transforma en vida, en resurrección, en triunfo sobre la muerte: “buscáis a Jesús el Nazareno, no está aquí, ha resucitado como había dicho”.



Santo Sepulcro




¡Sed misericordiosos!”

El Hijo Pródigo, Murillo


      El seguidor de Jesús tiene como meta en su aspiración a la perfección el ser misericordioso
como vuestro Padre es misericordioso”.

       San León Magno explicaba ésta aspiración a la santidad como realización de las “obras de misericordia”: “Porque esta debe ser sobre todo la preocupación de los santos: que nadie padezca el frío, que nadie sufra hambre, que nadie muera por falta de alimento, que nadie se destruya en el dolor, que las cadenas no tengan a nadie retenido, que la cárcel no tenga a nadie recluido…”.
    
     “No podemos escapar a las palabras del Señor y en base a ellas seremos juzgados: si dimos de comer al hambriento y de beber al sediento. Si acogimos al extranjero y vestimos al desnudo. Si dedicamos tiempo para acompañar al que estaba enfermo o prisionero”. (MV15)

      La práctica de las obras de misericordia, en Tierra Santa y en todo el Oriente Medio es “hacer de la necesidad virtud”. Al pie de la cruz contemplamos escenas de tantas carencias y penalidades que pasa la comunidad cristiana: los niños abandonados y acogidos; los ancianos y enfermos asistidos con cariño; los prófugos y refugiados de Siria e Irak… Las cifras sobre ayudas dicen poco. Sólo en Belén: 750 niños, 490 familias, 630 ancianos y enfermos. Miles de refugiados atendidos en las islas de Kos y Rodas… Dicen, que, a través de la Custodia de Tierra Santa y de otras instituciones y organismos, la iglesia “vive una vida auténtica cuando proclama, profesa y ejerce la misericordia”. (Juan Pablo II, DM).





























Como buenos hermanos, contribuid a las necesidades de los santos” 
Rom 12,13

El resultado de la Colecta del Viernes Santo del año 2015
en las diócesis españolas, fue aprox.: 1.475.000 €


La Colecta del Viernes Santo, y todo tipo de ayudas
a la Iglesia en Tierra Santa, puede enviarse a:


B. Popular IBAN ES48 0075-0001-86-0606733003