El evangelio de la misa de hoy nos lleva inevitablemente a quienes hemos sido peregrinos en Tierra Santa, a un lugar situado a media altura del Monte de los Olivos, donde la tradición señala el sitio del Llanto de Jesús por Jerusalén: el santuario del "Dominus Flevit".
“Y cuando se acercó, al ver la ciudad, lloró por ella, diciendo: ¡Si conocieras también tú en este día lo que te lleva a la paz! Sin embargo, ahora está oculto a tus ojos. Porque vendrán días sobre ti en que no sólo te rodearán tus enemigos con vallas, y te cercarán y te estrecharán por todas partes, sino que te aplastarán contra el suelo a ti y a tus hijos que están dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has conocido el tiempo de la visita que se te ha hecho.” (Lucas 19,41-44)
La memoria de este pequeño santuario aparece recogida por primera vez entre los siglos XIII-XIV y se puede considerar como algo que sigue una tradición antigua.
Es este uno de los lugares que siempre visitamos cuando peregrinamos a Tierra Santa, y que suele quedar impreso para siempre en la retina y el corazón de los peregrinos al contemplar la Ciudad Santa desde un punto excepcional. “¡Ciudad de Dios, qué dulce es contemplar tu belleza desde el Monte de los Olivos!” Así escribía el patriarca de Jerusalén, Sofronio, (634-38) en sus famosas Odas sobre los Lugares Santos.
Estamos deseosos de poder volver muy pronto a aquella bendita tierra, será, Dios mediante, a primeros del próximo mes de diciembre. Aún quedan plazas libres, así que ¡te animamos a venir con nosotros!
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