Paz y Bien.
En estos tiempos de oscuridad que nos está tocando vivir, las parroquias de la Custodia de Tierra Santa están siendo una luz de esperanza, como la Luz Pascual, signo de Cristo Resucitado, en medio de un pueblo que sufre.
Queremos compartir con vosotros algunas de las iniciativas que han puesto en marcha los párrocos de Tierra Santa para seguir cuidando a sus fieles en estos difíciles tiempos de restricciones. Como en Jerusalén, donde este año la Luz de la Resurrección “ha llamado” a la puerta de los cristianos de Jerusalén, casa por casa. «Después de la Vigilia Pascual, que en el Santo Sepulcro se celebra el sábado por la mañana, encargamos a algunos scouts llevar la Luz Sagrada a las casas de la Ciudad Vieja 175, cuenta fray Amjad Sabbara, párroco de la parroquia de San Salvador. Fue una alegría inesperada para muchos parroquianos, que oyeron a los scout llamar a sus puertas y encendieron una vela con el Fuego Santo. Y es que impartir una catequesis en vídeo, una bendición al son de las campanas, o entregar un paquete de alimentos de subsistencia, pueden parecer pequeños detalles de cercanía en las circunstancias habituales del día a día, pero, en medio de esta crisis generada por la pandemia del covid-19, se vuelven grandes gestos de caridad, de comunión entre las parroquias y el pueblo cristiano.
Los frailes que trabajan en la parroquia de Jerusalén han creado un pequeño comité de religiosos y cada uno de ellos tiene su tarea, como dar catequesis a través de vídeo a los jóvenes que se van a confirmar, o citas online con la juventud franciscana cada dos semanas. «El día de Pascua, con la ayuda de fray Sandro, el vicepárroco, llamé a los parroquianos para que pudieran sentir que su pastor, aunque no les vea, está a su lado». Los feligreses de San Salvador son más de tres mil, a los que se añaden los de la iglesia de Beit Hanina, llegando a ser más de cinco mil. No está resultando fácil para muchas familias el confinamiento en casa, pues a menudo se trata de espacios inadecuados y las situaciones de incertidumbre económica abundan. Con la ayuda de varios jóvenes de la parroquia y el comité de emergencia creado en la parroquia, están ayudando a muchas de estas familias con dificultades, gracias a los donativos que reciben.
En Belén, la comunidad franciscana de la parroquia de Santa Catalina en la Natividad se hizo cargo de los que tienen dificultades. En territorio palestino, de hecho, se empiezan a ver los efectos de la clausura total, ya en vigor desde hace más de cuarenta días. «Tendremos momentos difíciles incluso cuando termine la pandemia, porque aquí la gente depende del turismo y muchos trabajan por jornadas – dice fray Rami Asakrieh, párroco de Santa Catalina –. Ahora todo está cerrado y probablemente lo estará durante meses. El problema principal de Belén será el del trabajo». En colaboración con todas las autoridades, fray Rami seleccionó a las familias y los ancianos más necesitados a los que distribuir paquetes de subsistencia. Los scout y el movimiento juvenil ayudan materialmente a llevar a cabo el proyecto de ayuda, con la aprobación del consejo parroquial.
«Animamos a la gente a seguir las disposiciones del Patriarcado y muchos han celebrado el triduo pascual desde casa con sus familias – contó fray Rami –. Fue precioso recibir sus fotos». Gracias a las páginas Facebook, el párroco y sus colaboradores siguen estando junto a los más de cinco mil fieles de Belén, organizando ayudas materiales y encuentros espirituales vía Internet.
Fray Toufic Bou Merhi, párroco de San Juan de Acre, habló sobre el mismo compromiso en las redes sociales para mantenerse en contacto con sus fieles que son unos ciento veinte. «Durante la última misa que pude celebrar, anuncié la página de Facebook de la parroquia donde se pueden seguir las celebraciones en directo – explicó fray Toufic –. Estoy sólo para el servicio de esta parroquia y por eso hago de fotógrafo, cantor y celebrante. Durante la cuaresma llevé a cabo el via crucis cada viernes y celebré el Triduo Pascual, aunque sin fieles». El pensamiento del párroco en este momento se dirige sobre todo a los más de veinte niños que se estaban preparando para la Primera Comunión y la Confirmación. «El propio Custodio me sugirió hacer catequesis semanales cada lunes por la tarde. También pueden servir a los jóvenes que conozco y que quieren unirse para escuchar lo que digo».
En esta pequeña comunidad parroquial de Galilea, donde a la misa dominical asisten normalmente entre diez y doce personas, este periodo ha despertado el deseo de acercarse a la oración. «Se nos pidió que siguiéramos las celebraciones del Patriarcado Latino en directo pero luego, el domingo de Pascua, llamé a cada persona una por una. Sólo quería desearles feliz Pascua y no se lo esperaban – dijo fray Toufic –. Después, celebré la misa del lunes de Pascua y los feligreses se alegraron mucho de volver a ver a su párroco, aunque solo fuera a través de Internet».
«La primera semana hicimos la adoración a través de streaming – cuenta fray Agustín Pelayo, párroco de San Antonio en Jaffa –. Después, durante la Semana Santa no celebramos juntos, sino que buscamos otros momentos para reunirnos con nuestros feligreses». La realidad de los fieles de Jaffa es muy variada, con más de mil quinientos cristianos de lengua árabe y numerosas comunidades de emigrantes filipinos, africanos e indios. Un momento fuerte para ellos fue el domingo de Pascua. «Habíamos anunciado en las redes sociales que a las doce, al sonar las campanas, daríamos una bendición especial – explicó fray Agustín –. Les habíamos pedido que se arrodillaran al sonar las campanas y fue un momento muy emocionante para toda la comunidad parroquial. Algunos se conmovieron porque sentían un enorme deseo de recibir la Eucaristía».
Fr. Agustín reconoce la enorme cercanía de los fieles hacia la comunidad de los tres frailes que trabajan en la parroquia: «Esta cercanía es, para mí, lo más bonito. Muchos nos llaman para decir que sienten nostalgia y por eso se han creado grupos de oración en Whatsapp y en Zoom».
En esta parroquia, como en Jerusalén, cuando se diagnostica covid-19 a alguno de los feligreses, la comunidad de fieles se une en oración, a invitación del párroco. Ya están organizándose para poder celebrar la santa misa en la plaza, al aire libre, cuando lo permitan las autoridades, pues ven que la gente lo necesita.
Gracias a los hermanos de la Custodia por estos gestos, signos del Amor de Dios hacia su pueblo a través de ellos. Que el Señor se lo premie.
Y vosotros, peregrinos y amigos todos, recordad que
¡TIERRA SANTA OS ESPERA Y OS NECESITA!
Si queréis enviarles algún donativo, ya sabéis que podéis hacerlo a través de la cuenta de la Comisaría de Tierra Santa:
BANCO SANTANDER
IBAN ES30 0075 7007 8606 0673 3003
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