¡CRISTO HA RESUCITADO! ¡ALELUYA! ¡FELIZ PASCUA!
Os saludamos con gozo en estos primeros días de la Pascua, la cual, gracias a Dios, estamos viviendo de nuevo en Tierra Santa, tras dos años muy duros de pandemia.
Os recordamos que estamos organizando varias peregrinaciones para cada mes del año, os dejamos el enlace a la entrada que publicamos hace unas semanas con algunas fechas, aunque, tenemos mas:NUESTRAS PEREGRINACIONES PARA 2022
A continuación compartimos con vosotros el mensaje que nos dirige en esta Pascua el Custodio de Tierra Santa, Fr. Francesco Patton, ofm, desde la aldea de Emaús:
"Queridos amigos y amigas,
estamos en Emaús, el lugar donde la tarde de Pascua Jesús resucitado se manifestó a dos discípulos que huían de Jerusalén, desanimados y desilusionados.
Emaús nos recuerda el camino de la vida, el camino de la historia, incluso el camino de la Iglesia en este tiempo en el que el Papa Francisco nos invita a todos a la sinodalidad que significa “caminar juntos”.
Pascua es una ocasión extraordinaria que Jesús nos ofrece para descubrir que Él camina junto a nosotros.
Como los discípulos de Emaús, tal vez también nosotros estamos desilusionados y frustrados por cómo están las cosas: porque el mundo parece haber caído en un espiral de violencia y de muerte sin fin; porque en la Iglesia salen a la luz escándalos, rivalidades y divisiones; porque hemos constatado que nuestros mismos sueños y nuestros esfuerzos de bien se han roto contra los escollos de la indiferencia, de las circunstancias desfavorables, incluso de nuestra incoherencia.
Jesús resucitado camina todavía junto a nosotros. Nos escucha y nos deja desahogar: que salgan del corazón todas las amarguras y las frustraciones, las fatigas, las dudas y las objeciones.
Jesús resucitado camina junto a nosotros y escucha. A un cierto punto Él comienza a hablar y nos reprocha nuestra miopía:
“Si leéis la historia y el presente, la vida de la Iglesia y vuestra misma vida sin la luz de la Palabra de Dios ¿cómo podréis entender el sentido? No lograréis caminar con confianza, no seréis capaz de transmitir esperanza. Sin la luz de la Pascua seguiréis viendo solo signos de muerte, de frustración, de desesperación”.
Aquí, en esta antigua aldea, Jesús se quedó en la casa de Cleofás y del otro discípulo, que no tiene nombre en el relato de Lucas, porque en realidad tiene nuestro nombre y nuestro rostro.
Jesús se dio a conocer al partir el pan y desapareció. Pero es tanta la alegría y el estupor que ni siquiera la noche causa miedo a Cleofás, a su compañero de viaje y a cada uno de nosotros. Y enseguida vuelven las ganas de ponerse en camino, incluso de correr a anunciar que Jesús está vivo, que ha resucitado, que todo se comprende a la luz de su Pascua.
Felices Pascuas desde Emaús, a cada uno de vosotros y a vuestras familias. Que podáis percibir la presencia misteriosa y real de Jesús que camina junto a vosotros, junto a cada uno de vosotros. Que la luz de su Palabra pueda iluminar incluso las situaciones de muerte, de oscuridad y de desilusión que os ponen a prueba en este tiempo.
Que el gesto sencillo de partir el pan en familia como en comunidad, sobre la mesa de casa como sobre el altar, entre amigos como con el extraño que habéis encontrado en el camino, os ayude a reconocer a Jesús presente, Jesús que espera ser invitado en la mesa, Jesús que se nos ofrece como pan vivo partido para dar vida al mundo.
¡Felices Pascuas desde Emaús! Que el Señor resucitado de valentía a cada uno de vosotros, aclare incluso la noche y ponga alas a vuestros pies para llevar al mundo el anuncio de la esperanza.
¡Felices Pascuas!
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