miércoles, 31 de mayo de 2017

“Sin los cris­tia­nos, Tie­rra San­ta se vol­ve­ría un mu­seo frío y muer­to de algo ma­ra­vi­llo­so”

Nos complace compartir con vosotros esta entrevista que le fue realizada a Fr. Luis Quintana por la Agencia "SIC" ( Servicio de Información Católica ) y acaban de publicar con el título “Sin los cris­tia­nos, Tie­rra San­ta se vol­ve­ría un mu­seo frío y muer­to de algo ma­ra­vi­llo­so” ya que su contenido nos parece de interés general y responde a preguntas que frecuentemente nos hacen. Transcribimos el texto que nos han hecho llegar:

"Co­mi­sa­rio de Tie­rra San­ta, el fran­cis­cano Fray Luis Quin­ta­na Gi­mé­nez es guía de los san­tos lu­ga­res. Ac­tual­men­te re­si­de en el Con­ven­to del Cris­to de la Paz (Ma­frid). El se­ma­na­rio dio­ce­sano de in­for­ma­ción ‘Igle­sia en Co­ria-Cá­ce­res ‘le aca­ba de en­tre­vis­tar.

Comisario de Tierra Santa, el franciscano Fray Luis Quintana Giménez es guía de los santos lugares. Actualmente reside en el Convento del Cristo de la Paz (Mafrid). El semanario diocesano de información ‘Iglesia en Coria-Cáceres ‘le acaba de entrevistar. Es usted el nuevo comisario de Tierra Santa para la provincia franciscana de la Inmaculada (que abarca desde Madrid hasta Canarias, y desde Baleares hasta Extremadura). ¿Cuáles son sus funciones? Paz y bien. Las funciones del Comisario de Tierra Santa son principalmente […]
Es us­ted el nue­vo co­mi­sa­rio de Tie­rra San­ta para la pro­vin­cia fran­cis­ca­na de la In­ma­cu­la­da (que abar­ca des­de Ma­drid has­ta Ca­na­rias, y des­de Ba­lea­res has­ta Ex­tre­ma­du­ra). ¿Cuá­les son sus fun­cio­nes?

Paz y bien. Las fun­cio­nes del Co­mi­sa­rio de Tie­rra San­ta son prin­ci­pal­men­te tres: Di­fun­dir el co­no­ci­mien­to y amor por Tie­rra San­ta en las dió­ce­sis, sus­ci­tan­do gru­pos de Ami­gos de Tie­rra San­ta, como el que exis­te en Cá­ce­res, y ani­man­do a que la gen­te se sus­cri­ba a la re­vis­ta Tie­rra San­ta. En este ob­je­ti­vo tam­bién se in­clu­yen las di­ver­sas pu­bli­ca­cio­nes que ha­ce­mos, con­fe­ren­cias, ar­tícu­los en di­ver­sas re­vis­tas y en­tre­vis­tas en me­dios de co­mu­ni­ca­ción. Se­gun­do, pro­mo­ver las pe­re­gri­na­cio­nes a Tie­rra San­ta y otros lu­ga­res sa­nos, así como en­cuen­tros con pe­re­gri­nos. Res­pec­to a las pe­re­gri­na­cio­nes, in­ten­ta­mos cui­dar el “an­tes” y el “des­pués”. Tam­bién pro­mo­ve­mos pe­re­gri­na­cio­nes a Roma y lu­ga­res fran­cis­ca­nos, así como a otros lu­ga­res bí­bli­cos vin­cu­la­dos con el An­ti­guo Tes­ta­men­to.

Y por úl­ti­mo, so­li­ci­tar y re­co­ger do­na­ti­vos y ayu­das para los San­tos Lu­ga­res y para los cris­tia­nos de Tie­rra San­ta (obra so­cial y es­pi­ri­tual de la Cus­to­dia de Tie­rra San­ta). El even­to más im­por­tan­te y co­no­ci­do a este res­pec­to es la co­lec­ta pon­ti­fi­cia por los San­tos Lu­ga­res, que en to­das las igle­sias del mun­do se rea­li­za el Vier­nes San­to. Pero du­ran­te el año se ha­cen otras mu­chas cam­pa­ñas re­la­cio­na­das con pro­yec­tos con­cre­tos de Tie­rra San­ta.

El tí­tu­lo de la con­fe­ren­cia es Tie­rra San­ta te es­pe­ra y te ne­ce­si­ta. ¿Qué es lo que es­pe­ra y ne­ce­si­ta de los cris­tia­nos?

Es­pe­ra su ora­ción, su ca­ri­ño y amor, por­que so­mos sus hi­jos… To­dos he­mos na­ci­do en Be­lén, jun­to al Niño Je­sús. De Je­sús he­mos re­ci­bi­do a Ma­ría como ma­dre en el Cal­va­rio, al pie de la Cruz. Y como Igle­sia he­mos na­ci­do en el Ce­nácu­lo, el día de Pen­te­cos­tés. A Tie­rra San­ta le de­be­mos todo… ¡y nos es­pe­ra! Es­pe­ra que va­ya­mos a vi­si­tar­la. Es­pe­ra que le en­vie­mos nues­tros do­na­ti­vos y ayu­das. Es­pe­ra que la sin­ta­mos nues­tra… ¡es nues­tra Casa! Y nos ne­ce­si­ta. Sin los cris­tia­nos, Tie­rra San­ta se vol­ve­ría un mu­seo frío y muer­to de algo ma­ra­vi­llo­so, pero acon­te­ci­do en el pa­sa­do. Tie­rra San­ta me ne­ce­si­ta, nos ne­ce­si­ta. Como no­so­tros la ne­ce­si­ta­mos a ella: ¡cuan­tos son los pe­re­gri­nos que al vol­ver de Tie­rra San­ta afir­man que ha sido “el via­je de su vida”!

Se in­sis­te en que Tie­rra San­ta no son “pie­dras”…

Y si fue­ran pie­dras, se­rían pie­dras vi­vas… de esas que Je­sús de­cía que cla­ma­rían el Do­min­go de Ra­mos si ha­cían ca­llar a los ni­ños. Tie­rra San­ta está viva, son ros­tros de hom­bres y mu­je­res que vi­ven su fe des­de hace dos mil años, en me­dio de un con­tex­to muy di­fí­cil. Son Lu­ga­res San­tos, lle­nos del Es­pí­ri­tu de Dios, don­de acon­te­ció nues­tra Sal­va­ción y don­de si­gue es­tan­do la Pre­sen­cia di­vi­na.

Cada año vi­si­tan Tie­rra San­ta cien­tos de mi­les de pe­re­gri­nos, y van a lo que van, a la bús­que­da y en­cuen­tro de Dios. ¿Di­ría que es “el via­je de sus vi­das”? En su web di­cen que si uno va como tu­ris­ta, no ve nada. Pero si va como pe­re­grino, “ve mu­cho, lo ve todo”.

¿Di­ría yo que es “El via­je de su vida”? Eso lo debe res­pon­der cada pe­re­grino… Y lo res­pon­de. Es la ex­pe­rien­cia más fre­cuen­te. Por eso son tan­tos los que re­pi­ten, los que van tres, cin­co, sie­te, quin­ce ve­ces… Tie­rra San­ta no can­sa. Y no es por­que sea muy bo­ni­to lo que hay allí, sino por­que hay Vida, te hace fe­liz en­con­trar­te con tu Dios en Su casa: con Mi Dios en Mi Casa. Así lo ex­pe­ri­men­ta­mos los que va­mos a Tie­rra San­ta. No es algo que se pue­da ex­pli­car, hay que vi­vir­lo.

Cuén­te­nos al­gu­na ex­pe­rien­cia que le haya mar­ca­do es­pe­cial­men­te de su paso por Tie­rra San­ta y aho­ra como Co­mi­sa­rio.

Son mu­chas las ex­pe­rien­cias que me han mar­ca­do en mi paso por Tie­rra San­ta. Re­cuer­do con ca­ri­ño las Eu­ca­ris­tías jun­to al lago, en el Pri­ma­do de S. Pe­dro, sin­tien­do cómo Je­sús me pre­gun­ta­ba ¿me amas? des­pués de ha­ber­le ne­ga­do una y otra vez como Pe­dro… Re­cuer­do el si­len­cio en la casa de Ma­ría, en Na­za­ret: esas pa­re­des, esa luz sua­ve, ese al­tar… que nos mues­tran el lu­gar don­de Ma­ría le dijo Sí a Dios ante la pe­ti­ción para que fue­ra Ma­dre del Sal­va­dor. Be­lén es un lu­gar que quie­ro mu­cho. Cuan­do pue­do, me voy a la par­te tra­se­ra de la gru­ta y me que­do sen­ta­do o de ro­di­llas en el sue­lo, re­zan­do y con­tem­plan­do el lu­gar don­de Je­sús na­ció. San Fran­cis­co se­gu­ra­men­te tam­bién lo pudo ex­pe­ri­men­tar allí, y por eso se lo hizo vi­si­ble a los ciu­da­da­nos de Grec­cio en la Na­vi­dad de 1223.

Y cómo no, tan­tas ex­pe­rien­cias en Je­ru­sa­lén. El Ce­nácu­lo, don­de el Es­pí­ri­tu San­to des­cen­dió en Pen­te­cos­tés… he asis­ti­do a ora­cio­nes y vi­gi­lias allí o en el “ce­nácu­lo fran­cis­cano”, lle­nas del Es­pí­ri­tu. El San­to Se­pul­cro: to­car la cima del Cal­va­rio, be­sar la losa a po­cos cen­tí­me­tros de don­de es­tu­vo el Cuer­po del Se­ñor…

¿Cuál es la la­bor de los AMI­GOS DE TIE­RRA SAN­TA?

En Es­pa­ña te­ne­mos unos 14 gru­pos di­fe­ren­tes de “Ami­gos de Tie­rra San­ta”. Al­gu­nos es­tán cons­ti­tui­dos en aso­cia­ción, con es­ta­tu­tos y re­gla­men­to. Otros se reúnen con cier­ta fre­cuen­cia para orar, re­co­ger do­na­ti­vos y re­fle­xio­nar. Siem­pre, te­nien­do como pun­to de par­ti­da una pe­re­gri­na­ción a Tie­rra San­ta, y te­nien­do como re­fe­ren­cia la ayu­da a los San­tos Lu­ga­res y el cul­ti­vo en la pro­pia es­pi­ri­tua­li­dad de la de­vo­ción y amor por Tie­rra San­ta. La hoja “Tie­rra de Je­sús”, que des­de la Co­mi­sa­ría ha­ce­mos cada cua­tro me­ses, hace de víncu­lo de unión en­tre to­dos ellos.

La la­bor de los Ami­gos de Tie­rra San­ta es cul­ti­var esta di­men­sión en su pro­pio co­ra­zón, y di­fun­dir­la en su en­torno, ayu­dan­do a la Cus­to­dia de Tie­rra San­ta en sus ne­ce­si­da­des por me­dio de la Co­mi­sa­ría de Tie­rra San­ta del te­rri­to­rio en el que es­tán.

Para fi­na­li­zar, os quie­ro ani­mar a to­dos a pe­re­gri­nar a Tie­rra San­ta, a amar al Se­ñor en su Tie­rra, ayu­dar a la Cus­to­dia de Tie­rra San­ta en sus ne­ce­si­da­des, y si po­déis, vin­cu­la­ros al gru­po de Ami­gos de Tie­rra San­ta de Cá­ce­res. Para lo que ne­ce­si­téis, la Co­mi­sa­ría de Tie­rra San­ta se pone a vues­tro ser­vi­cio: tie­rra­san­ta-of­min­ma­cu­la­da. blogs­pot.com y tie­rra­san­ta.of­min­ma­cu­la­da.org, al 635 264 331 y co­mi­sa­riots@of­min­ma­cu­la­da.org. ¡Que el Se­ñor os ben­di­ga!"

(Igle­sia en Co­ria-Cá­ce­res)


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