miércoles, 25 de marzo de 2020

Un lugar en Tierra Santa: La iglesia del Pater Noster

Paz y Bien.

Al mediodía de hoy todos los cristianos nos hemos unido para rezar el Padrenuestro a instancias del Papa Francisco para pedir al Señor el fin de la pandemia del covid-19. Así lo han hecho también los cristianos de Tierra Santa; por ejemplo, desde Nazaret, presididos por Mons. Pierbattista Pizzaballa, ofm, administrador apostólico del Patriarcado Latino de Jerusalén, durante el rezo del Ángelus en la Gruta de la Anunciación.
Quienes habéis estado en Tierra Santa, recordaréis que en la parte alta del Monte de los Olivos, muy cerca del lugar que hace memoria de la Ascensión del Señor, se encuentran los restos de la basílica y la gruta donde, según la tradición, Jesús enseñó a sus discípulos a rezar el Padre Nuestro. La gruta está bajo un monasterio de MM. Carmelitas de clausura, llamado Pater Noster.

Según una tradición muy antigua, Jesús y sus apóstoles estuvieron repetidas veces en este lugar, que se halla  junto al antiguo camino que unía  Betania y Betfagé con Jerusalén. El recuerdo de este lugar debería estar muy presente en los habitantes de Jerusalén para que santa Elena tomara la decisión de construir aquí una basílica el año 326, con el nombre de Eleona, que constaba de tres naves y estaba precedida de un gran atrio con cuatro pórticos y orientada hacia el este. La gruta quedó como cripta bajo el presbiterio de la basílica. Aunque la basílica Eleona fue destruida por los persas en el año 614,  continuó el culto en la cripta, como consta por algunos testimonios posteriores, y, sobre las ruinas, en el s. XII, se levantó otra iglesia de la que dice el peregrino ruso Daniel "hay una gran iglesia bajo cuyo altar está la gruta donde Cristo enseñó a sus discípulos el Padre Nuestro".

En la actualidad nos encontramos con un complejo arquitectónico de planta cuadrada que engloba plaza, iglesia, jardines y claustro, y en cuyos muros se pueden contemplar multitud de azulejos con el texto de la oración del Padre Nuestro escrito en cerca de 150 idiomas. Desde el exterior hay una panorámica impresionante de Jerusalén.






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