Debido
a las guerras en Oriente Medio y los atentados de los grupos fundamentalistas
que han golpeado incluso a los países de Occidente, las peregrinaciones a
Tierra Santa han disminuido. Con este llamamiento, el custodio de Tierra Santa
exhorta a regresar a los Santos Lugares.
"Desde hace tiempo, sobre todo a causa del miedo generado por las guerras en Oriente Medio y los atentados perpetrados por los grupos fundamentalistas que han golpeado incluso a los países de Occidente, las peregrinaciones a Tierra Santa han disminuido. Sabiendo interpretar la voz de las distintas comunidades cristianas que viven en Israel y Palestina, quisiera deciros: «No abandonéis a la Tierra Santa3. No existe motivo razonable para no organizar una peregrinación a los Santos Lugares. La seguridad en los santuarios y en las zonas frecuentadas por los peregrinos está garantizada, y nosotros, los cristianos, necesitamos más que nunca de la presencia y apoyo de los peregrinos que se acercan hasta aquí en oración de todas las partes del mundo.
Vivir
como cristianos en Tierra Santa significa tener una vocación particular y
universal. Aquí la Iglesia latina se compone esencialmente de tres grupos: las
comunidades de cristianos árabes locales, el antiguo grupo de palestinos que
representan la presencia cristiana tradicional en estos lugares; la quehilá de lengua hebrea, una iglesia nueva,
en fermento, que aglutina con sus propias especificidades a evangelistas,
judíos mesiánicos y católicos y que celebra la liturgia en lengua hebrea; la
comunidad internacional, que comprende a muchos trabajadores extranjeros, sobre
todo filipinos, hispanoamericanos e indios, que residen establemente en Tierra
Santa, y algunos otros grupos de distinta procedencia que, por múltiples
razones y distintos motivos, transcurren aquí períodos más o menos largos.
Junto a la Iglesia latina viven y operan otras importantes realidades
cristianas, entre las que destaca la Iglesia greco-ortodoxa, la Iglesia armenia
y la copta. Incluso dentro del mundo católico existen grupos con ritos
distintos del latino.
Jerusalén y los Santos Lugares cristianos han sido hasta hoy un
signo fundamental de la fe, testimonio de la vida, muerte y resurrección de
Jesús que, precisamente aquí, realmente se han cumplido. Todos los cristianos,
incluso los más alejados, miran a Tierra Santa para encontrar en estos signos
sus propias raíces y el sentido auténtico de su misión en todo el mundo. En
Tierra Santa se puede leer la vida de Jesús, escuela de Evangelio. Aquí se
puede aprender a mirar, escuchar, meditar y saborear el silencio para alcanzar
el significado profundo y misterioso de su paso. El ambiente que enmarca su
estancia entre nosotros evoca lugares, costumbres, colores y perfumes; los
mismos que Jesús conoció cuando se reveló al mundo.
En Tierra Santa los cristianos han sido siempre minoría, una
presencia exigua pero de corazón ardiente, y jamás han desaparecido. Están
llamados a dar un alto testimonio de fe, a ser una presencia viva, enamorada de
su propia historia y de sus propias ideas, a no temer los cambios y los
encuentros con la diversidad, sino a estar abiertos, serenos, libres, positivos
y, al mismo tiempo, claros, enraizados en su propio sentido de identidad y
pertenencia, caminando hacia el futuro, activos en la custodia de los Santos
Lugares, que son depositarios de la tradición y la memoria de toda la cristiandad.
Precisamente para salvaguardar esta presencia (y si es posible
reforzarla) invito una vez más a todas las diócesis, parroquias y movimientos a
no abandonarnos, es más, a trabajar para que la peregrinación a Tierra Santa
sea un testimonio de paz y diálogo. Estoy convencido de que este llamamiento
será acogido por muchos fieles que aman Tierra Santa, y que pronto por las
calles que Jesús recorrió pueda nuevamente crecer la presencia de quien se pone
en camino para encontrarse con Aquél que vino para nuestra salvación."
Custodio de Tierra Santa
Artículo publicado en la revista Ecclesia.
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