domingo, 6 de diciembre de 2015

8 DE DICIEMBRE: SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN, NUESTRA PATRONA.





      Edogma de la Inmaculada Concepción, también conocido como Purísima Concepción, es un dogma de fe del catolicismo que sostiene la creencia en que María, madre de Jesús, a diferencia de todos los demás seres humanos, no fue alcanzada por el pecado original sino que, desde el primer instante de su concepción, es decir, de su ser personal, estuvo libre de todo pecado. No debe confundirse esta doctrina con la de la maternidad virginal de María, que sostiene que Jesús fue concebido sin intervención de varón y que María permaneció virgenantes, durante y después del embarazo.

          Al desarrollar la doctrina de la Inmaculada Concepción, la Iglesia Católica contempla la posición especial de María por ser madre de Jesús de Nazaret y sostiene que Dios preservó a María libre de todo pecado y, aún más, libre de toda mancha o efecto del pecado original, que había de transmitirse a todos los hombres por ser descendientes de Adán y Eva, en atención a que iba a ser la madre de Jesús, que es también Dios. La doctrina reafirma con la expresión "llena eres de gracia" (Gratia Plena) contenida en el Saludo del Ángel (Lc. 1,28) y en la oración del Ave María este aspecto de ser libre de pecado por la gracia de Dios.


Los Franciscanos

y la definición dogmática



Pocos años después de la Muerte del Proverello de Asís en 1226, el amor mariano que como una llama él había encendido entre sus hermanos, comienza a dar sus primeros frutos. Es así como poco a poco los hermanos fueron asumiendo como propia la defensa de la Santidad original de María desde el momento de su concepción, que todavía no estaba lo sufientemente clarificada en términos teológicos. En este contexto los grandes intelectuales de la Orden, tales como Guillermo de Ware, Pedro Aureólo y especialmente el Beato Juan Duns Escoto desarrollaron los elementos doctrinales que sirvieron de fundamento para la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción de María con la encíclica Ineffabilis Deus del papa Pío IX el 8 de diciembre de 1854 
El esfuerzo teológico fue acompañado además por un filial culto a la Madre de Dios. Es así como desde 1263 en el capítulo general de Pisa es instituida la fiesta de la Inmaculada Concepción para toda la Orden. Esta fiesta fue luego extendida a toda la Iglesia en el siglo XV durante el papado de Sixto IV, papa Franciscano Conventual.




Definición dogmática


La definición contenida en la bula Ineffabilis Deus, de 8 de diciembre de 1854, es del tenor literal siguiente:
...Para honra de la Santísima Trinidad, para la alegría de la Iglesia católica, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, con la de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra: Definimos, afirmamos y pronunciamos que la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de culpa original desde el primer instante de su concepción, por singular privilegio y gracia de Dios Omnipotente, en atención a los méritos de Cristo-Jesús, Salvador del género humano, ha sido revelada por Dios y por tanto debe ser firme y constantemente creída por todos los fieles. Por lo cual, si alguno tuviere la temeridad, lo cual Dios no permita, de dudar en su corazón lo que por Nos ha sido definido, sepa y entienda que su propio juicio lo condena, que su fe ha naufragado y que ha caído de la unidad de la Iglesia y que si además osaren manifestar de palabra o por escrito o de otra cualquiera manera externa lo que sintieren en su corazón, por lo mismo quedan sujetos a las penas establecidas por el derecho
Bula Ineffabilis Deus"'[1]


       En el XI Concilio de Toledo el rey visigodo Wamba ya era titulado «Defensor de la Purísima Concepción de María», abriendo una línea de fieles devotos entre los reyes hispanos. Monarcas como Fernando III el Santo, Jaime I el Conquistador, el emperador Carlos V o su hijo Felipe II han sido fieles devotos de la Inmaculada y han portado su estandarte en sus campañas militares.
Desde el siglo XIV existen en España referencias de cofradías creadas en honor a la Inmaculada. La más antigua, en Gerona, data de 1330. En el siglo XVI se revitalizará este fervor con un ingente número de cofradías constituidas bajo la advocación de la Pura y Limpia Concepción de María, hermandades consagradas a las labores caritativas y la asistencia social.
     La fiesta de la Inmaculada fue fiesta de guardar en todos los reinos de su Majestad Católica, es decir, en todo el Imperio español, desde 1644; se declaró fiesta de guardar en toda la Iglesia desde 1708 por orden del papa Clemente XI.

         España celebra a la Inmaculada como patrona y protectora desde 1644, siendo el 8 de diciembre fiesta de carácter nacional. Durante la celebración de dicha festividad, los sacerdotes españoles tienen el privilegio de vestir casulla azul. Este privilegio fue otorgado por la Santa Sede en 1864, como agradecimiento a la defensa del dogma de la Inmaculada Concepción que hizo España.
El voto a la Inmaculada Concepción se hizo por primera vez en España en el pueblo de Villalpando (Zamora), el 1 de noviembre de 1466, en la iglesia de San Nicolás. Lo hicieron 13 pueblos (Villalpando, Quintanilla del Monte Cotanes del Monte, Villamayor de Campos, Tapioles, Cañizo, Villar de Fallaves,Villardiga, Prado, Quintanilla del Olmo, San Martín de Valderaudey, Villanueva del Campo, Cerecinos de Campos). 
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