martes, 13 de diciembre de 2016

Grupo de Apoyo a Tierra Santa (G.A.T.S.) de Ciudad Real

Los miembros del Grupo de Apoyo a Tierra Santa de Ciudad Real nos envían su testimonio y algunas fotos. A ver si su ejemplo anima a más peregrinos a formar grupos semejantes.

“En julio de 2008 D. Miguel Ángel Jiménez Salinas, uno de los tres párrocos in solidum que había entonces en la Parroquia de San Pedro Apóstol de Ciudad Real organizó, en colaboración con los franciscanos, una peregrinación a Tierra Santa en la que participamos un grupo de 54 personas. Hay que resaltar que, aunque prácticamente no nos conocíamos ninguno, durante los nueve días que duró el viaje hubo una unión entre todos que difícilmente suele darse en otros tipo de excursiones.
Fr. Rufino Luis Quintana que era nuestro guía nos hacía vibrar en cada sitio que visitábamos. Ya antes de llegar nos iba transmitiendo en el autobús no sólo su conocimiento de los santos lugares sino también, y lo que era más importante, esa espiritualidad que nos acercaba tanto a la vida y personalidad de Jesús de Nazaret.
Fueron unos días intensos e inolvidables donde no faltó la Eucaristía y la oración diaria y en los que también la convivencia nos ayudó a conocernos y a compartir momentos muy emotivos como en Caná con la renovación de las promesas de los matrimonios que peregrinaban, o en el Cenáculo en Jerusalén cuando los tres sacerdotes que nos acompañaban renovaron sus promesas sacerdotales, o en el río Jordán donde todos vivimos la renovación de nuestro bautismo.
La peregrinación causó una profunda huella en nuestras vidas. Tanto es así que a nuestro regreso decidimos crear un grupo de apoyo a Tierra Santa (G.A.T.S) con el fin de juntarnos varias veces al año para orar fundamentalmente por nuestros hermanos de la tierra del Señor y también colaborar económicamente en los proyectos que los franciscanos están llevan a cabo allí.
Tres meses después de regresar del viaje, en octubre de 2008 nos reunimos por primera vez en el salón parroquial. Aquella primera vez comenzamos con la conocida oración de San Francisco de Asís "Señor, haz de mí un instrumento de tu paz...", rezamos un salmo y también la Shemá. Íbamos intercalando canciones y terminamos leyendo una pequeña reflexión y cantando la Salve a la Virgen.
El 22 de diciembre de ese mismo año nos volvimos a reunir la mayoría de los que habíamos peregrinado, anticipando así la Navidad con una serie de lecturas bíblicas y oraciones que nos hizo recordar lo vivido cinco meses antes el 21 de julio en Belén.



A partir de entonces una treintena de los que peregrinamos no hemos dejado de reunirnos cada 2-3 meses lo que ha permitido que la llama encendida en Tierra Santa siga viva.
El esquema que seguimos es el siguiente: en primer lugar hacemos una oración comunitaria y después se lee una reflexión que junto con la oración prepara una de las componentes del grupo y que da pie a un debate posterior en el que quien quiere comparte sus experiencias personales. Después se expone alguna noticia que haya habido destacable en relación con Tierra Santa y finalizamos la reunión con la recogida de la colecta totalmente anónima y voluntaria que se deposita en sobres cerrados en una caja.
En los primeros años se debatió si deberíamos constituirnos como Asociación u otra forma de entidad jurídica o no y al final decidimos que simplemente queríamos ser un grupo de amigos que nos había unido el Señor y que nuestro deseo era únicamente reunirnos a orar. Por tanto no tenemos ningún organigrama, no hay presidente ni ningún otro cargo. Una persona se ocupa de preparar la oración y la reflexión, otros se ocupan de recoger el dinero, y de hacerlo llegar a los franciscanos. Quien lo desea prepara un resumen y expone las noticias más relevantes que han ocurrido en esos meses en los santos lugares. Otro se encarga de preparar un resumen y hacer una presentación con fotografías que nos hace llegar a todos. Somos simplemente eso, un grupo de amigos que apoyamos a Tierra Santa con la oración y una pequeña ayuda económica.” Pilar Vargas, peregrina de Tierra Santa.



Muchas gracias por seguir manteniendo viva la llama de amor a Tierra Santa. Seguimos contando con vosotros.

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