lunes, 19 de agosto de 2024

DESDE JERUSALÉN, SÚPLICA POR LA PAZ EN LA FESTIVIDAD DE LA ASUNCIÓN DE MARÍA AL CIELO

 

Paz y Bien.
 
Desde Jerusalén se eleva incesantemente la súplica a María por la paz en el día de su Asunción al Cielo. En Getsemaní, al pie del Monte de los Olivos, se venera desde hace siglos la tumba de María, lugar desde el que fue asunta al cielo: Aquí, los franciscanos, guiados por Fr. Francesco Patton, custodio de Tierra Santa, celebraron entre el 14 y el 15 de agosto la Solemnidad de la Asunción.


Las celebraciones comenzaron en la tarde del 14 de agosto con una vigilia de oración en el Huerto de Getsemaní. Participaron Mons. Adolfo Tito Yllana, delegado apostólico para Jerusalén, Mons. César Franco, Mons. Humberto Malfa y Fr. Ibrahim Faltas, vicario custodial, junto con cristianos de las comunidades locales.



La lectura de varios pasajes que narran la vida de María permitió a todos orar en un ambiente de recogimiento.

A continuación, los participantes cruzaron el Huerto de los Olivos en procesión hasta la Basílica de la Agonía, cantando himnos marianos.


Así comenzó Fr. Francesco Patton: “Este año en la celebración de la vigilia tenemos un motivo más para orar, y lo da la situación en la que nos encontramos, que es una situación de guerra, no solo aquí en Tierra Santa, sino en muchos países del mundo. Por eso esta tarde miramos a María, miramos lo que Dios ha hecho en Ella y creemos firmemente que nada es imposible para Dios: ni siquiera transformar este campo de batalla y de muerte que es el mundo en el que vivimos en un jardín de paz".

En la mañana del 15 de agosto tuvo lugar otra procesión con la presencia de los frailes de la Custodia y de sacerdotes y cristianos de las diversas comunidades presentes en Tierra Santa para la solemne misa pontificia.

En su homilía el custodio destacó la figura de María como "profecía", invitándonos a interpretar sus palabras y su vida a la luz de la Palabra de Dios.

Al finalizar la misa, la estatua de la Virgen María fue llevada en procesión hacia el huerto de Getsemaní, en medio del recogimiento y el canto de las letanías de la Virgen.

En la basílica el custodio invitó a la asamblea a recitar fielmente la súplica por la paz. Oración que desde Tierra Santa ha sido difundida en varios idiomas a distintas partes del mundo.

Fr. FRANCESCO PATTON, ofm Custodio de Tierra Santa
"La oración que es esta súplica a María asunta al cielo para darnos la paz nació del diálogo con Fr. Sinisa, guardián de la comunidad de Getsemaní. En este contexto de guerra, de dificultad global, intenté componer una oración evitando usar mis propias palabras y por eso robé algo de una oración de San Francisco, robé algo de una oración de San Antonio y sobre todo robé a la Virgen tomando del Magnificat y a su Hijo tomando de las Bienaventuranzas y esta es una oración con la que queremos pedir el don de la paz, lo pedimos obviamente por intercesión de María pero también lo pedimos directamente al Hijo de María, Jesús que es nuestro Salvador, que es el Príncipe de la Paz y que, como nos dice el apóstol Pablo, él es nuestra paz porque murió en la cruz, dio su vida para reconciliar a toda la humanidad.

Esperamos que los cristianos de todo el mundo sigan orando por la paz, no sólo por la paz en Tierra Santa, sabemos que hay al menos 60 guerras activas en el mundo y creo que para los cristianos el compromiso de orar por la paz debe ser continuo y constante".


Fr. SINISA SREBRENOVIC, ofm Guardián Convento de Getsemaní

"Con el padre custodio, hablando un poco de estos días que ya suelen ser habituales aquí en Getsemaní en el contexto de la fiesta de la Asunción, hemos pensado este año, dada la situación en la que nos encontramos, rezar especialmente por la paz, dedicar estos días a orar a la Virgen y hacerle una súplica. El custodio había escrito una pequeña súplica a la Virgen, que fue aceptada por el patriarca, el cardenal Pierbattista Pizzaballa, quien pidió que se hiciera también en toda la diócesis.

Muchos en el mundo han aceptado esta oración y esta invitación por la paz, porque creo que lo más importante es que, como dije también al final de la celebración eucarística, estamos hablando demasiado de la paz y rezando muy poco, así que comencemos a orar más y hablar menos.

Sigamos orando por la paz, esto es importante, nuestra invitación de este lado de Tierra Santa es que, oremos, oremos, oremos".



Por la mañana, también en la Abadía de la Dormición, lugar donde la tradición sitúa la casa de María, una comunidad compuesta por muchas nacionalidades diferentes participó en la misa presidida este año por el padre abad Nikodemus Schnabel. Inmediatamente después de la celebración, los fieles descendieron a la cripta para cantar canciones y allí se bendijeron las hierbas aromáticas, recordando el aroma que dejó la Virgen en la tierra tras ser elevada al cielo por los ángeles. Hoy se mezcla con el dulce aroma de las oraciones de todos los fieles que vienen aquí a pedir la paz en la tierra.



P. NIKODEMUS SCHNABEL, osb
Abad - Abadía de la Basílica de la Dormición de Jerusalén

"Hoy lo que vemos es un océano de sufrimiento. Estoy muy agradecido a los obispos ordinarios de Tierra Santa por haber tomado la decisión de convocar una jornada especial de oración por la paz. Lo repito: Me siento rodeado por un océano de sufrimiento. Seamos un lugar de esperanza en esta ciudad santa, Jerusalén".

Otro momento importante de la fiesta de la Asunción celebrada en Jerusalén es la de las segundas vísperas en la gruta de Getsemaní. Se cree que esta cueva, conocida como "Cueva de la Traición" o "Cueva de los Apóstoles", es la parte más antigua de Getsemaní.

Los franciscanos, después de la oración de vísperas, se dirigieron en peregrinación a la iglesia de la tumba de María, donde fueron recibidos por representantes de las comunidades greco-ortodoxa y armenia, tal y como establece el Status Quo que regula la vida de los Lugares Santos más importantes. Entonando himnos a la Virgen, los frailes de la Custodia de Tierra Santa rindieron homenaje a María, madre de Jesús, asunta al cielo en cuerpo y alma.





Gloriosa Madre de Dios,
elevada por encima de los coros de los ángeles,
ruega por nosotros con San Miguel Arcángel
y con todas las potestades
angelicales de los cielos
y con todos los santos,
a tu santísimo amado Hijo,
Señor y Maestro.
Obtén para esta Tierra Santa,
para todos sus hijos y para toda la humanidad
el don de la reconciliación y la paz.
Que se cumpla tu profecía: los soberbios sean dispersados
en los pensamientos de sus corazones;
los poderosos sean derribados de sus tronos,
y los humildes finalmente exaltados.
Que los hambrientos sean colmados de bienes,
los pacíficos sean reconocidos como hijos de Dios
y los mansos reciban la tierra como regalo.
Que Jesucristo, tu Hijo, nos lo conceda,
él que hoy te exaltó por encima de los coros de los ángeles,
te coronó con la diadema del reino
y te colocó en el trono del esplendor eterno.
A él sea el honor y la gloria por los siglos de los siglos. Amén.



Os dejo aquí el vídeo:



** Tomado de Christian Media Center




No hay comentarios:

Publicar un comentario