En la fiesta de San Pedro y San Pablo nos acercamos a Tabgha, a la orilla del Mar de Galilea, al Santo Lugar que nos recuerda el pasaje evángelico del Primado de Pedro. (Jn 2115-19).
La iglesia del convento franciscano guarda la roca conocida como “Mensa Christi”, recuerdo de la aparición del Resucitado preparando la comida a sus discípulos que faenaban en el lago.
Hace unos días hablábamos de la exuberante vegetación surgida en el desierto la pasada primavera, hoy lo hacemos asombrados de la enorme cantidad de agua que ha recogido el Lago de Galilea, que presenta un aspecto como hace muchos años que no se veía. Lo normal es tener en nuestra retina una imagen de quietud y no demasiado volumen de agua en el Mar de Tiberíades, por eso hay quien ve un tanto exagerado el texto evangélico del Señor calmando la tempestad en él, sin embargo comprobamos que es muy real. En el vídeo que dejamos más abajo, podemos apreciar el volumen y la fuerza de las aguas, chocando contra los muros del convento.
"Estamos frente al lago de Galilea, muy importante para Jesús, para los primeros cristianos pero también para todos aquellos peregrinos que cada año vienen aquí. Es el único lugar, de hecho, donde los peregrinos pueden tocar las aguas del lago de Galilea y experimentar una sensación muy intensa." Fr. Tymoteusz Marszalek, ofm Guardián del Convento del Primado de S. Pedro
En este paraje inigualable, ante la grandiosidad de la Creación, nos sale del alma exclamar con Pedro: “Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero”.
Feliz fiesta de San Pedro y San Pablo, y de forma especial a quienes lleváis su nombre.