lunes, 11 de enero de 2021

Finalizan las celebraciones navideñas en Tierra Santa

        
Paz y Bien.

Con las solemnidades de la Epifanía y el Bautismo del Señor concluye el tiempo litúrgico de Navidad. Todas las celebraciones navideñas adquieren en Tierra Santa un cariz muy especial, y este año, a pesar de tantas dificultades, restricciones y la absoluta falta de peregrinos, no ha dejado de celebrarse ninguno de los acontecimientos que nos recuerdan el nacimiento y los primeros momentos de la vida de Jesús de Nazaret.
    

En la fiesta de la Epifanía, como hicieron los Magos, el Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton recorrió el camino de Jerusalén a Belén de Judea para visitar al Niño Jesús, acostado en el Pesebre. La víspera de la fiesta, se reunió con un pequeño grupo de fieles de la parroquia de San Salvador de Jerusalén y su párroco, fray Amjad Sabbara, que subrayó su alegría por haber visto mucho apoyo mutuo dentro de la comunidad en este tiempo particular y, sobre todo, durante el periodo navideño:“Quiero dar las gracias especialmente al comité del barrio cristiano de Jerusalén por haber donado 300 regalos para los niños de la Ciudad Vieja con ocasión de la Navidad”.
         
“Estoy muy contento con todas nuestras parroquias de Tierra Santa”, dijo por su parte el Custodio fray Patton,“ser capaces de ocuparse de los que sufren y de los que tienen dificultades económicas, como están haciendo, a pesar de que todos tenemos dificultades y sufrimientos: esto, para mí, es un signo de esperanza muy importante, que yo asocio a la experiencia de los Magos.  Los Magos llegan a Jesús con el deseo de compartir, ofreciéndole sus mejores dones y el encuentro con Jesús siempre nos hace capaces de compartir." Después del encuentro, el pequeño grupo de franciscanos se dirigió a Belén. Como sucede el primer domingo de Adviento, son dos las paradas previstas por el Statu Quo: la primera, en el monasterio greco-ortodoxo de Mar Elías, donde el Custodio se reunió con una representación de la parroquia de Beit Jala; la segunda, a la salida del puesto de control israelí situado justo después de la tumba de Raquel, abierto excepcionalmente este día festivo. Por fin el Custodio llegó a la “Vía de la Estrella” que recorrió a pie junto con a algunas autoridades locales y precedido por los scouts que animaron el momento con gaitas y tambores hasta llegar a la Plaza del Pesebre, donde fue recibido por las autoridades civiles.
          
Tras el ingreso solemne del Custodio en La Natividad, siguiendo la tradición, se celebraron las primeras vísperas pontificales de la solemnidad de la Epifanía, con la incensación de la Gruta de la Natividad. El 6 de enero, mientras las comunidades cristianas ortodoxas, que siguen los ritmos litúrgicos marcados por el calendario juliano, empezaban sus solemnes celebraciones de Navidad, los católicos se reunían en la iglesia de Santa Catalina para la Eucarística presidida por el Custodio.  

“En esta solemnidad de la Epifanía creo que es necesario que aprendamos a mirar a toda la humanidad como una humanidad de hermanos” dijo fray Patton en su comentario al Evangelio. “Toda la humanidad está llamada a arrodillarse ante el Niño de Belén. Toda la humanidad está llamada a ofrecerle oro, es decir, a reconocerlo como el único Señor de la vida; a ofrecerle incienso, es decir a reconocerlo como el verdadero Dios que se nos presenta con el rostro de un niño; a ofrecerle mirra, es decir, a reconocer que nuestro Señor y Dios ha elegido compartir toda nuestra existencia, incluido el sufrimiento y la muerte, precisamente para redimirnos y salvarnos del sufrimiento y la muerte”.

La celebración de los latinos siguió con las segundas vísperas de la tarde, que finalizaron la gran fiesta. El momento culminante, según la tradición, fue la vuelta alrededor del claustro de San Jerónimo, ante la iglesia de Santa Catalina, con tres franciscanos vestidos con capas pluviales de tres colores distintos que representan físicamente a los tres Reyes Magos, y el regalo de incienso y mirra a los fieles locales y peregrinos reunidos para la celebración.
         
Por último, ayer domingo 10 de enero tenía lugar la fiesta del Bautismo del Señor, con la que se cierra el ciclo de Navidad. En Tierra Santa supuso un momento especialmente importante, ya que después de 54 años desde la última vez, los franciscanos de la Custodia de Tierra Santa pudieron volver a celebrar dentro de la Iglesia de San Juan Bautista en Qasr Al-Yahud, junto al Río Jordán, el Santo Lugar Cristiano que conmemora el Bautismo de Jesús, ya que desde 1967 el lugar era un campo de minas, que finalmente pudo quedar limpio de ellas a finales de 2020 por la organización The Halo Trust.
        
La celebración, presidida por el Custodio de Tierra Santa, contó con la presencia del nuncio apostólico en Israel y Chipre y delegado apostólico en Jerusalén y Palestina, Mons. Leopoldo Girelli, el cónsul general italiano Giuseppe Fedele, la vicecónsul española Paloma Serra y   representantes de las autoridades militares israelíes. 

"El 7 de enero de 1967 dos sacerdotes celebraron misa por última vez en este santuario, eran un sacerdote inglés, D. Robert Carson, y un sacerdote nigeriano, D. Silao Umah. Hoy, 54 años y 3 días más tarde, vamos a pasar la página del libro de registros de misas y a escribir la fecha de hoy, 10  de enero de 2021, y firmar con nuestros nombres, que dan testimonio de que este lugar, que había sido transformado en un campo de batalla, es una vez más un campo de la paz,  un campo de oración." Dijo Fr. Francesco Patton en su homilía.
     
Este lugar fue adquirido por la Custodia en 1632, pero fue en 1956 cuando se construyó allí una capilla dedicada a San Juan Bautista, confiada a los frailes del convento de Jericó. 

Leonardo Di Marco, Director de la Oficina Técnica de Custodia dijo que "el objetivo de la Custodia es reabrir el lugar a los peregrinos,  donde podrán detenerse y meditar en un rincón de oración que se creará alrededor de la iglesia central enclavada en un jardín de palmeras. La experiencia de los peregrinos continuará con la visita al río Jordán por el camino detrás de la iglesia de San Juan que conduce hacia el altar en la ribera del Jordán, que también es propiedad de la Custodia ”.
     

(Puede verse la noticia completa en https://www.custodia.org/en)

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