La Custodia de Tierra Santa se une a la iniciativa de una jornada de oración, ayuno y penitencia convocada por el Patriarca Latino de Jerusalén, el cardenal Pierbattista Pizzaballa, para el próximo 7 de octubre. Esta fecha marca un año desde que "Tierra Santa, y más allá, fue sumergida en un vórtice de violencia y odio nunca antes visto o experimentado".
El Papa Francisco recordó recientemente: "Estoy entristecido por las noticias que llegan desde el Líbano, donde en los últimos días, intensos bombardeos han causado muchas víctimas y destrucción. Espero que la comunidad internacional haga todo lo posible para detener esta terrible escalada. ¡Es inaceptable! Expreso mi cercanía al pueblo libanés, que ya ha sufrido tanto en el pasado reciente" (Audiencia 25/09/24).
El Patriarca mismo reitera su "condena a esta guerra insensata y a lo que la ha provocado" y hace un llamado a los líderes políticos a "identificar otros medios de resolver el conflicto en curso, teniendo en cuenta las exigencias de justicia, dignidad y seguridad para todos".
"Nosotros también", escribe a los fieles católicos, "tenemos el deber de comprometernos con la paz, en primer lugar, preservando nuestro corazón de todo sentimiento de odio y conservando, en cambio, el deseo de bien para todos. Y luego, comprometiéndonos, cada uno en su propio entorno comunitario y en las formas posibles, a apoyar a los necesitados, a ayudar a quienes se esfuerzan por aliviar el sufrimiento de los afectados por esta guerra, y a promover toda acción de paz, reconciliación y encuentro".
Como frailes de la Custodia de Tierra Santa, acogemos con profunda convicción esta invitación y buscamos adherirnos a ella tanto personalmente como en nuestras fraternidades. Por lo tanto:
a) En todas nuestras fraternidades, santuarios y parroquias, viviremos el 7 de octubre como un día de oración, ayuno y penitencia.
b) El 7 de octubre celebramos la memoria de María Reina del Rosario y el mes de octubre es el mes mariano dedicado a la oración del Rosario. Tratemos de valorar esta forma de oración personalmente y en fraternidad para implorar el don de la paz.
c) En uno de los momentos diarios de oración de la fraternidad, se debe recitar la siguiente oración por la paz:
*Señor, Dios nuestro,*
*Padre del Señor Jesucristo*
*y Padre de toda la humanidad,*
*que en la cruz de Tu Hijo*
*y mediante el don de su propia vida*
*a un alto precio quisiste destruir*
*el muro de la enemistad y hostilidad*
*que divide a los pueblos y nos hace enemigos:*
*envía a nuestros corazones*
*el don del Espíritu Santo,*
*para que nos purifique de todo sentimiento*
*de violencia, odio y venganza;*
*ilumínanos para comprender*
*la dignidad inquebrantable*
*de cada persona humana;*
*e infúndenos hasta consumirnos*
*por un mundo pacificado y reconciliado*
*en la verdad y la justicia,*
*en el amor y la libertad.*
*Dios todopoderoso y eterno,*
*en Tus manos están las esperanzas de la humanidad*
*y los derechos de cada pueblo:*
*guía con Tu sabiduría*
*a quienes nos gobiernan,*
*para que, con Tu ayuda,*
*sean sensibles al sufrimiento de los pobres*
*y de quienes padecen las consecuencias*
*de la violencia y la guerra;*
*haz que promuevan en nuestra región*
*y en toda la tierra*
*el bien común y una paz duradera.*
*Virgen María, Madre de la esperanza,*
*obtén el don de la paz*
*para la Santa Tierra que te dio a luz*
*y para el mundo entero. Amén.*
Que la oración nos ayude a permanecer firmes en nuestra vocación, confiados en medio de los peligros y dificultades del tiempo presente y a vencer el miedo por la seguridad personal y en el cumplimiento de la misión que nos ha sido confiada por el Señor a través de su Santa Iglesia.
El Señor los bendiga,
Fr. Francesco PATTON OFM
Custodio de Tierra Santa